Foto: Portal de la Universidad de la República
El pasado 18 de julio se conmemoró un nuevo aniversario de la Jura de la Constitución de la República de 1830. Mismo día en que, 19 años después en 1849, el país abría las puertas de la Universidad de la República. Es así que, en los albores de la patria independiente y soberana, el desarrollo de la República y la Universidad estuvieron estrechamente relacionadas; pues hace 174 años el país definió que era necesario contar con una institución pública de educación superior al servicio de sus necesidades y aportando a su desarrollo. Desde entonces y hasta ahora, la labor y el crecimiento de la Udelar ha sido sinónimo de más y mejor país.
Muchas cosas han cambiado desde entonces, el país y la Universidad son muy diferentes a lo que era. Sin embargo, sigue siendo cierta la afirmación de que en 1849 como ahora, se trata de la principal institución de educación superior del Uruguay. La última memoria institucional publicada, así como su presentación en el parlamento en el marco de su comparecencia para explicar y defender la solicitud presupuestal Universitaria, no hace más que ponerlo de manifiesto para todos los que estén interesados en ver y oír la realidad.
La Universidad de la República concentra hoy el 68% de la matrícula terciaria y el 87% de la matrícula universitaria nacional; guarismo que además, presenta una tendencia ascendente año tras año. En 2022 la matrícula universitaria alcanzó a 156.000 estudiantes y su caracterización reafirma algo que nos enorgullece, su carácter nacional, democrático y democratizador. Así las cosas, de esos más de 150 mil estudiantes, el 59% proviene del interior del país, casi un tercio (22%) trabaja, más del 82% terminó sus estudios de enseñanza media en una institución pública y 56% son la primera generación terciaria o universitaria de su familia. Con enormes esfuerzos, la democratización no solo se expresa en los ingresos, sino también en quienes logran transitar y culminar sus estudios universitarios. Del total de egresados, 45% fueron primera generación de terciarios en sus familias y el 43% proviene del interior.
Ese proceso de democratización territorial y social que expresa la población estudiantil, se ha visto sostenido y apoyado por un proceso de descentralización de su infraestructura y diversificación de su propuesta académica. Al día de hoy, además de las sedes centrales de las facultades ubicadas en la capital del país, se encuentran en funcionamiento tres Centros Universitarios Regionales (uno en el noreste, uno en el litoral norte y otro en el este). Los resultados, incluso restringido a sus números fríos, no hacen más que confirmar el impacto central que la Udelar tiene para el país, su desarrollo estratégico y el bienestar de su población. Los egresos de la Universidad representan el 77% del total de los egresados del sistema universitario nacional (sobre representando a la Udelar en relación a la incidencia de su matrícula); mientras que como institución concentra más del 80% de la investigación.
Todo esto se ha desarrollado en base al esfuerzo de toda la sociedad uruguaya, quién genera los recursos necesarios para el funcionamiento y crecimiento de la Institución; la proyección estratégica construida durante décadas a la interna de la Udelar, en el marco de su rico, fermental, democrático y autónomo cogobierno institucional; y, esencialmente, de un firme compromiso de la enorme mayoría del demos universitario con el país y su desarrollo productivo y democrático. Sin embargo, años tras año las tensiones para sostener el rumbo se han acrecentado, comprometiendo no solo el funcionamiento y la continuidad de sus líneas estratégicas; sino el futuro del país.
Desde que ha asumido el actual gobierno hasta ahora, la asignación presupuestal a la Udelar ha tendido al congelamiento de los recursos disponibles, oscilando entre incrementos del 0% y la asignación de migajas presupuestales. A la institución que tiene las dimensiones, el impacto social, académico y territorial antes mencionado -en constante expansión-, el gobierno asignó en 2021 el 12.27% de los recursos solicitados para sostener su funcionamiento y garantizar el cumplimiento de sus metas institucionales; en 2022 el 9.05% y en 2023 el 6.97%. De sostenerse la asignación presupuestal según lo previsto en la actual rendición de cuentas, que además marcará el presupuesto del año entrante hasta la votación de una nueva ley presupuestal en 2025, el quinquenio encabezado por Lacalle Pou cerrará con una disminución real del presupuesto de 2.6%. Situación que contrasta con los tres quinquenios anteriores, donde el presupuesto universitario creció en términos reales 75.4%, 22.3% y 20.1% respectivamente.
Al día de hoy una cosa es segura, el gobierno le ha dado la espalda a la Universidad de la República, y con ello, a un enorme pilar que tiene el país y la sociedad uruguaya para construir caminos de desarrollo y reducción de las desigualdades sociales. La distribución presupuestal del gobierno estrecha las posibilidades de que la Universidad de respuesta a sus áreas críticas: revertir el deterioro de la relación entre horas docentes por estudiante (que en 2022 fue de 1.46); mejorar el salario universitario (que entre 2020 y 2022 cayó un 5.4%); desarrollar la Universidad en todo el país y crear el Centro Universitario Regional Suroeste (vale decir que al día de hoy 26 ofertas académicas aprobadas para el interior se encuentran paralizadas por falta de recursos); actualizar la tecnología destinada a la enseñanza; atender al estudiantado más vulnerable con becas adecuadas (haciendo frente a solicitudes que alcanzaron las 5200 en 2022); expandir los espacios de cuidados en la Udelar; entre otras urgencias inmediatas que hacen al fortalecimiento de sus capacidades de investigación, enseñanza, extensión y gestión.
Así mismo, con el desplante mostrado año tras año desde el gobierno a la Universidad, la asignación presupuestal propuesta le da la espalda a los Desafíos Nacionales. Sí, aquellos que gustan de hacer gárgaras con la patria en actos y conferencias, se desmoronan como castillos de arena ante la realidad. Hacen promesas, anuncios, montan escenas y se encolerizan si es necesario; pero nada de eso reflejan sus prioridades presupuestales.
El 2 de marzo del 2022 el Presidente anunció la renovación total del Hospital de Clínicas, hospital universitario que además de formar médicos es un pilar central del Sistema Nacional Integrado de Salud; sin embargo, en la rendición de cuentas hay $0 para ello.
Hace semanas la mayoría de la población está consumiendo agua que no es potable, generando un enorme gasto en agua mineral para aquellos que pueden hacerlo, o teniendo que conformarse con excusas y reparto de culpas por parte del gobierno hacia otros los que no. Para hacer frente al desafío del cuidado estratégico del agua, la Udelar propone el programa “Agua País”. Un proyecto de corte interdisciplinar e interinstitucional que se enfoca en la protección de nuestros recursos hídricos. Incluye fomentar la investigación, el desarrollo de tecnologías y de estrategias de gestión, y la formación de profesionales en el área. Sin embargo, en los planes del gobierno no hay asignación de recursos para ello.
Hablaron de una rendición de cuentas enfocada en el tratamiento de adicciones y el cuidado de la salud mental; sin embargo, tampoco hay recursos para promover la propuesta Universitaria de un proyecto de atención a la Salud mental, de carácter integral e interdisciplinario entre Hospital de Clínicas, la Facultad de Psicología y la Facultad de Ciencias Sociales.
Estos son algunos de los enormes desafíos que tiene el país, desafíos nacionales que determinan y condicionan las posibilidades de nuestro desarrollo, sobre los que la Universidad tiene enorme capacidad y voluntad para brindar soluciones, y a los que el gobierno les está dando la espalda al dársela a la Udelar.
Pasan los días, semanas y meses. El gobierno actual se encamina a su ocaso, y dejará como legado un país más desigual y con mayor exclusión. Dejará como legado, lo hemos dicho en ocasiones anteriores, un enorme desprecio por lo público, por lo que es de todos y se encuentra al servicio de todos; especialmente, un enorme desprecio por la Educación Pública y la Universidad de la República. Igualmente, cuando se vayan, sorteando enormes desafíos y haciendo hasta lo imposible con los recursos disponibles, la Universidad seguirá allí, sosteniendo y proyectando el futuro de nuestra gente; porque hace 174 años y en esta rendición de cuentas, más Universidad es sinónimo de un mejor país.
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