Hacé posible la esperanza, elegí Revolución
- UJC

- 29 jun
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Actualizado: 13 jul

Integrantes de la UJC durante el acto de homenaje a los mártires de la 20. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS.
A veces es posible pensar que los cambios políticos, económicos, científicos, demográficos, culturales de los últimos años nos ponen inmersos en una nueva era, que quizás nada tenga que ver con la generación de nuestros padres o de nuestros abuelos. Esa generación que no conocía tanto el internet y apenas se le pintaba de colores la pantalla puede que no tenga las mismas aspiraciones concretas que nosotros que nacemos con un celular abajo del brazo y que discutimos sobre qué tan HD son las pantallas en que miramos el mundial de clubes. Sin embargo hay banderas que se siguen sosteniendo, porque esos sueños que nos pueden parecer tan lejanos, son los mismos que paradójicamente tenemos hoy, porque esos avances que tiene la humanidad no se distribuyen equitativamente entre las personas, y en esta patria de Artigas la suerte de nacer al sur o al norte de Avenida Italia define muchas cosas. Es por eso que siguen tan vigentes las ansias de querer cambiarlo todo, es por eso que los y las jóvenes tenemos la necesidad “hasta biológica” de transformar esta sociedad, este país, este mundo.
Este año la Juventud Comunista cumple 70 años y queremos hacerte una invitación a que te sumes a nuestra lucha, que es tu lucha, que es la lucha de tantas y tantas personas que sueñan y han soñado con un país que no deje a nadie por el camino. Esto es una invitación a sumarte a la esperanza de transformarlo todo. Cada injusticia, cada desigualdad.
Tenemos la convicción de que podemos cambiar el mundo, con nuestras ideas y nuestras acciones. Desde cada lugar que estamos. En la construcción de nuestra vida, construimos ese mundo que soñamos. Podés ser parte de esa construcción. De una construcción que depende de vos, porque es juntas y organizadas que podemos cambiar donde vivimos. Las ideas se vuelven realidad cuando hay un montón de gente que le pone carne, en concreto cuando ponemos nuestro tiempo, nuestros esfuerzos y nuestras ideas, de manera organizada, al servicio del bien común. El sentido más común es el que nos mueve, todas las personas merecemos una vida digna y poder ser felices.
Tenemos la mirada puesta en el horizonte y nuestra pisada en el presente. La revolución de mañana, empieza con los cambios de hoy, por eso necesitamos transformar la realidad. Es tiempo de dignificar cada parte de la vida. Militamos por un presupuesto justo para la educación, por hacer del acceso a la vivienda digna una realidad, por que los jóvenes tengan trabajo de calidad. Levantamos las banderas de la solidaridad, de la libertad, de los derechos. Vamos por la conquista de la felicidad colectiva. Porque en definitiva eso es lo que verdaderamente importa.
Te acostumbraste a que te digan que esperes. Que esperes que ya te van a contestar por el currículum que mandaste. Que esperes que pase el periodo de prueba. Que esperes que ya te van a poner en caja. Que ya van a darte la hora del almuerzo, que ya te van a subir el sueldo, que en algún momento te van a cambiar de horario.
¿Sabés qué palabra se parece a esperar? Esperanza. Pero para hacer posible la esperanza, tenemos que actuar. No vale quedarse esperando a ver que pasa, porque eso es lo que nos quieren imponer, que no nos preocupemos por nuestro alrededor, que nos miremos el ombligo e incluso que tengamos la falsa ilusión de hacer esperar a los demás. La esperanza es colectiva, se cosecha, se cultiva y se trabaja. A veces los que tienen que esperar son los que siempre le quieren poner límites a la esperanza de tan solo vivir bien.
¿Te parece justo que 1 de cada 3 trabajadores cobren menos de 25 mil pesos al mes mientras que hay cada vez más depósitos financieros en el exterior? ¿Es eso lo que queremos para nuestro país?
¿No será hora de empezar a plantearse una reducción de la jornada laboral para que no tengamos que vivir para trabajar? Para que sea posible tener trabajos y sueldos dignos; tenemos que organizarnos juntos. Nuestra lucha es la misma. Esas medidas son la esperanza de la gran mayoría de nuestro pueblo que merece un avance importante frente a aquellos que solo especulan con hacer más dinero a costa del laburo de la inmensa mayoría, que después no puede llegar a fin de mes.
También tenemos la esperanza de que nadie quede afuera de los salones, y militamos por un presupuesto justo que la haga posible. Un presupuesto que garantice becas de alimentación, vestimenta y materiales que abarquen todos los niveles educativos. Que nadie quede afuera implica ampliar el turno nocturno en todos los niveles, especialmente en secundaria y terciaria, para que trabajar y estudiar al mismo tiempo sea una posibilidad real. Un presupuesto justo para que el sistema educativo atienda las necesidades de los estudiantes, un presupuesto que permita equipos multidisciplinarios en todos los centros de estudio, con al menos un psicólogo que aborde las problemáticas en salud mental.
Militamos un presupuesto justo para que los edificios estén en condiciones, sin ventanas rotas o goteras en el techo. Que las instituciones cuenten con los materiales y espacios didácticos necesarios para una mejor educación. Un presupuesto justo para hacer posible la esperanza de que vuelvan a multiplicarse los primeros universitarios en la familia, con más y mejores becas, y con más y mejores campus universitarios, y residencias estudiantiles.
Nuestras esperanzas no son locuras, son sueños, son objetivos, son deseos, son anhelos de quienes realmente lo necesitan. Son las necesidades y las demandas de la juventud uruguaya. Nuestra esperanza es consciente, porque sabemos que es realizable y porque sabemos que depende de nosotros. Es una esperanza revolucionaria porque la revolución es transformar las raíces más profundas de las desigualdades estructurales y estructurantes de nuestra sociedad. Ofrecemos una organización que está dispuesta a luchar con todos y todas las que quieran sumarse a las filas de la esperanza en un país donde nacer no sea un problema, ser joven no sea un delito y envejecer no sea una condena.
Como decía Roque Dalton:
“Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos”.
Hacé posible la esperanza, elegí Revolución. Sumate a la Juventud Comunista
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