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Mes de la Memoria

“El pueblo uruguayo no olvidará a los responsables materiales e intelectuales, de estas atrocidades, así como a quienes se beneficiaron con la dictadura”


Estamos cada vez más cerca de una fecha que convoca al pueblo uruguayo a salir a las calles para defender uno de los derechos más importantes que tiene la humanidad, saber qué es lo que pasó con sus seres queridos. Es tan elemental lo que se pide que parece mentira que un año tras otro tengamos que seguir marchando para reivindicar saber qué pasó con nuestros y nuestras compañeras. Hay madres, padres, hermanos, hijos que necesitan saberlo, tienen el derecho de saberlo. Por supuesto también reclamamos que la verdad venga de la mano con la justicia, porque la misma también forma parte de un derecho humano que una disposición política de una mayoría circunstancial no puede negar. Existen numerosas sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que van en ese sentido, sería tiempo que el Estado Uruguayo las pueda cumplir cabalmente.

Él debe en esta materia es indudable, si bien en los gobiernos del Frente Amplio se pudo avanzar enjuiciando a muchos de los responsables materiales, así como encontrando a algunos de nuestros compañeros desaparecidos, queda mucho por delante. Claro, el problema es que están en el gobierno los cultores de la impunidad, aquellos que han trabajado sistemáticamente para que no haya respuestas acerca del paradero de los desaparecidos y mucho menos que exista justicia. Empezando por el ex presidente Julio María Sanguinetti, pasando por Guido Manini Ríos, así como miembros de los sectores más reaccionarios de la derecha nacional.

Para muestra solo falta un botón, en medio de un proceso donde se quiere hacer pasar a personas que han asesinado, torturado, violado, desaparecido por “pobres viejitos” que se encuentran presos injustamente por personas que solo quieren venganza, así como se cuestiona a la justicia, se define que el mes de mayo sea el mes de “el Soldado”, cuando este mes se denominaba mes de “la Memoria”. Es más importante respaldar las provocaciones de los sectores más reaccionarios de la coalición que defender las tradiciones democráticas que tiene nuestro país, en eso se encuentra este gobierno.

Esto no se trata, como decimos siempre, de un ataque a la propia existencia de las Fuerzas Armadas, o incluso de la instalación de un día de “el soldado”. El gran problema es la prioridad que le da el gobierno, es el mando civil, no hay que olvidarse que el Terrorismo de Estado, la época autoritaria en Uruguay, tuvieron altos componentes militares, pero, también y fundamentalmente, una amplia responsabilidad de mandos civiles que muchas veces pasan desapercibidos.

Desde los sectores más reaccionarios se justifica el asesinato y la desaparición de personas, que cometían el delito de pensar que un mundo más justo era posible y necesario, porque propagaban ideas foráneas, ideas que eran impuestas por potencias extranjeras y que no correspondían a lo que nuestra gente pensaba. En esto, nosotros somos meridianamente claros, nos definimos como internacionalistas porque creemos que lo que nos separa, nos diferencia, no es el lugar donde hemos nacido, sino nuestra clase y el mundo que queremos conquistar. Eso de sentir en lo más hondo las injusticias cometidas contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Entendemos que el socialismo es una idea profundamente humana. Pero, por supuesto, también creemos que es el propio pueblo uruguayo el que debe adoptar para sí las propias ideas, “ni calco ni copia, sino creación heroica” con las particularidades nacionales que tienen las distintas naciones, por eso es lo que hemos luchado siempre, y nos sentimos orgullosos y orgullosas de eso. Así como defendemos los sueños que tuvieron todos nuestros compañeros y compañeras que no pensaban exactamente como nosotros y que sufrieron los embates de los peores sectores de la derecha, que solo se encargó de darle más poder a los poderosos.

Esto último nos parece particularmente relevante. Aquellos que dicen defender lo criollo, las ideas propias de nuestro país, primero han defendido el asesinato y desaparición de compatriotas, por lo que parecería que lo que uno piensa nos hace más o menos uruguayos. Pero ,además, ¿acaso las políticas económicas de la dictadura y del pachequismo fueron ideas que se crearon en Uruguay? ¿Es el neoliberalismo una idea uruguaya? ¿Es la defensa de la propiedad privada por encima de la vida una jerarquización que se creó en Uruguay? ¿Es la Doctrina de la Seguridad Nacional, impartida por la CIA en la Escuela de las Américas de Panamá, una idea pensada primero en Uruguay? ¿Es la coordinación internacional entre dictaduras para defender los intereses de Estados Unidos una idea uruguaya? Y en última instancia, el proceso económico desarrollado en esos años ¿favoreció el desarrollo económico y productivo nacional, mejorando la vida de nuestra gente? Parece que todas estas preguntas tienen una respuesta negativa, porque nunca se pensó en el interés de los uruguayos, de las grandes mayorías nacionales, sino en el interés de los más poderosos subordinados a las directivas del gobierno estadounidense. Quizá sea más honesto señalar que los sectores democráticos se encontraban más movilizados en busca de que tengamos una sociedad que redistribuya los recursos de manera diferente, una sociedad que solo con el terror y la muerte podía ser detenida en el camino de la lucha colectiva, una sociedad que cada vez más impugnaba el mundo en el que vivía.

Es tiempo de defender la memoria como forma de lucha contra los mismos reaccionarios del pasado. Es tiempo de ir contra la impunidad, principal espina de nuestra democracia, de aquellos que defienden el olvido. Por eso debemos seguir haciendo una pregunta: ¿Dónde están? Es tiempo de que el Estado de respuestas definitivas a esta pregunta, y no se permita seguir cometiendo más afrentas a aquellos que murieron en defensa de la democracia.

Una cosa es clara, el pueblo uruguayo no olvidará a los responsables materiales e intelectuales, de estas atrocidades, así como a quienes se beneficiaron con la dictadura. A pesar de la impunidad la lucha hará salir a la luz la justicia.

Cómo dice aquella canción de Fabrizio de André, dedicada al Mayo del 68: “y si ahora creen que todo sigue como antes(…) convencidos de alejar el miedo a cambiar, vendremos de nuevo a sus puertas y gritaremos aún más fuerte. Por mucho que se crean absueltos, están para siempre involucrados”

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