El empresariado uruguayo está con el viento en la camiseta, se puede percibir en las empresas de menor porte, y por supuesto en las empresas más grandes que tienen fuertes vínculos con el gobierno. No se entenderían sino las acciones de empresas como Riogas que propiciaron un conflicto con los trabajadores para generar una reestructura, con la complicidad total del Ministerio de Trabajo que avaló que se pueda sancionar a trabajadores por tomar medidas sindicales y cuando contrataron rompe huelgas frente a los paros de los trabajadores. No es que el gobierno esté lleno de malas personas, es que son representantes de los intereses de aquellos que tienen más, es un gobierno que defiende sus intereses, los de su base social, el gran capital, frente a la inmensa mayoría de los uruguayos; trabajadores y pequeños empresarios que la tienen que luchar todos los días cuando los gobernantes de turno solo se dedican a generar beneficios para los “malla oro”.
Pero es que además de que toda la idea del gobierno ha sido desde que empezó su gestión competir internacionalmente “por abajo”, para que Uruguay se vuelva a convertir en un paraíso fiscal, un poco de lo que se criticaba en la Ley de Urgente Consideración. Las inversiones que vienen no son para avanzar en un desarrollo productivo y generar cadenas de valor, se busca lo peor de la especulación financiera, además de atraer todo el lavado de activos, no deben estar muy descontentos los narcos. Esta política de gobierno también brinda incentivos para que pase lo que pasó con Cinter Aperam, básicamente se le han brindado exoneraciones fiscales que cuestan muy caro, pero a la primera de cambio, cuando encuentra un entorno de mayor desregulación laboral la empresa se va, deja 150 familias en la calle y el gobierno no actúa en ningún momento. El presidente vive señalando que el Uruguay “no tiene amigos permanentes sino intereses permanentes”, pero parecería que lo permanente que defiende son los intereses de los sectores transnacionales.
Pero no contento con todo esto que relatamos, sumado a las medidas de restricción a la actividad sindical que se generaron con la LUC, el gobierno propone una nueva normativa que dinamita las bases sobre la que se han construido los Consejos de Salarios. Se busca seguir debilitando a la parte más débil, y ni siquiera tienen el compromiso por parte de las patronales de sacar la denuncia que tienen en la OIT. Es decir, no lo hacen por eso, creen en la desregulación y flexibilización como mecanismo para las relaciones laborales. Volver a los 90. Ya vemos que este método no genera más empleo, menos de calidad, ni aporta en un desarrollo con justicia social para nuestra patria. La opción que tenemos los y las jóvenes va a ser empleos basura, mal pagados y en malas condiciones, lo que tiene la libertad del mercado, la libertad de los que tienen más.
El movimiento popular se va a enfrentar de lleno frente a esta concepción de país entregado a las grandes corporaciones. Con la central sindical a la cabeza, se iniciaron una serie de movilizaciones que van a poner los reclamos en las prioridades que el gobierno no está teniendo. Además, nos sentimos parte de un Frente Amplio que está movilizando sus bases, en reclamo de las magras condiciones que aparecen en la Rendición de Cuentas además de salir a escuchar lo que tiene para decir nuestro pueblo en cada rincón de este país.
No es aceptable que quieran imponer la idea que es culpa de los trabajadores la salida de las empresas. No es aceptable que nos quieran decir que somos los más humildes los que debemos seguir apretándonos el cinturón, mientras ellos, ¿qué hacen? El consumo en los almacenes minoristas, los boliches de barrio a los que vamos todos, ha decaído un 9%, porque entre el desempleo y la pérdida salarial cada vez alcanza menos. Pero tenemos que seguir escuchando que es la organización sindical, que teníamos una vida por arriba de nuestras necesidades, lo que provoca el cierre de las empresas, que se deslocalicen y que el gobierno no haga nada.
Debemos definir de qué lado de la mecha nos encontramos. Es cada vez más grande la diferencia que nos separa con quienes no tienen más patria que su bolsillo, quienes no velan ni un segundo por el interés nacional, que es el de su gente, toda su gente. Vamos el 7 de Julio a un gran Paro General en defensa del trabajo de calidad, del salario y en defensa de la seguridad social, que quieren también modificar. El 9 de junio la UNTMRA junto con los Sindicatos Industriales se movilizó contra la inacción del gobierno frente a la perdida de la industria nacional y sus puestos de trabajo.
Este miércoles 15, la CSEU junto a la FEUU gestaron una importantísima movilización defendiendo la educación pública. Es tan evidente la estrategia que tienen de bloqueo de la organización popular, que si no fuera trágico daría risa. Al igual que con los trabajadores de la actividad privada, mientras recortan el presupuesto destinado a la educación en millones de dólares generan campañas mediáticas de persecución gremial. Es un intento de instalar el miedo, de instalar que nadie pueda protestar si no quiere recibir los más amplios embates de todo el aparato del gobierno. Quieren callar a la Universidad de la Republica ahogándola financieramente y hacer una reforma en secundaria persiguiendo docentes. Eso ya se ha visto anteriormente. Como decía un viejo sabio, primero como tragedia y ahora como farsa.
Después de todo esta síntesis de la angustiante realidad nacional es que volvemos a repetir que existe dos modelos, dos lugares donde posicionarse. Y aunque se quiera, nadie puede ser neutral frente a esta realidad. De un lado encontramos a un gobierno que solo defiende los intereses de las grandes empresas, que no apuesta a la educación y la investigación, que no protege las fuentes laborales y tampoco promueve cadenas de valor para un desarrollo virtuoso de la industria nacional, que apuesta a la exportación de productos primarios como rol de Uruguay en el concierto internacional. Apoyado además, por cámaras patronales que dicen abiertamente que no hay que subir los salarios (ni siquiera quisieron adelantar la actualización salarial por el aumento de la inflación), que hablan de que tenemos una “hiper regulación” del trabajo cuando todos sabemos que se les está permitiendo hacer lo que quieren en materia de despidos y destrucción de la organización sindical, una patronal anti nacional que busca dejar mal parado al país a nivel internacional con su denuncia en la OIT, a pesar de que el gobierno ha presentado una ley que busca cumplir sus objetivos de destruir la negociación tripartita y por ramas de actividad.
Del otro lado nos encontramos jubilados, estudiantes, pensionistas, trabajadores dependientes, cuentapropistas, pequeños empresarios que vivimos mejor cuando hay un poquito para distribuir. Que vivimos bien cuando a las grandes mayorías nos va bien. Que queremos que los trabajadores tengan derecho, que queremos que la educación pública sea un derecho para todos y todas. Que creemos que se debe intervenir para conservar y generar más fuentes de trabajo, que se debe fomentar la organización sindical porque allí donde hay organización hay más derechos, que defendemos los intereses del Uruguay real, el de todos los días, el que le cuesta sudor y lágrimas ir al super porque cada día las cosas están más caras. El que encuentra indiferencia en la coalición de gobierno.
Es tiempo de elegir. Y vos, ¿De qué lado de la mecha te encontrás?
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