Foto de portada: Claudio Arbesún en el 103 Aniversario del PCU. Foto Lucía Mansilla. EL POPULAR.
¡Salud compañeros, salud compañeras! Es una alegría poder estar todos juntos acá. Tengo que decirles que no es sencillo hacer el saludo al aniversario del Partido, no es sencillo porque nunca es sencillo dirigirse a nuestro Partido por las emociones que eso despierta y porque es difícil elegir las palabras justas, las palabras que hagan honor a la historia del Partido y que al mismo tiempo expresen lo que pensamos de él y lo que implica en el presente y el futuro.
Creo que a todos cuando pensamos en el aniversario de nuestro Partido lo primero que se nos viene a la cabeza es el camino que nos trajo hasta acá. A todos se les debe venir decenas de nombres de entre los miles de hombres y mujeres que eligieron darse a sus iguales, dar lo mejor de sí, sus mejores anhelos, sus energías para transformar la sociedad y caminar hacia un país donde la felicidad sea compartida; lo hicieron mediante la adhesión a nuestro Partido.
Son, sin dudas, 103 años de una creación genuina de los trabajadores y trabajadoras uruguayas, de aquellos que a comienzos del siglo XX empezaban a sentir en la carne la injusticia de una sociedad en la que los que salen a trabajar todos los días, los que construyeron la plaza en la que hoy estamos, los que manejan los ómnibus que nos trajeron, los que hicieron la ropa que tenemos puesta o me enseñaron a hablar, para que yo los pueda estar saludando, son los que al final del día reciben migajas de lo que quedaba, de la que se apropia una minoría privilegiada. Y el Partido fue y es eso, la toma de conciencia de que esa injusticia no solo debía transformarse, sino que podía transformarse y que para hacerlo lo que había que hacer era que los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país pasaran a la acción, conformando un Partido y luchando.
Mirar hacia atrás, sin dudas, es ver un Partido que creció al calor de nuestra gente, que nunca fue una puesta en escena de dirigentes y mucho menos un producto de laboratorio que nada tiene que ver con la vida de nuestro pueblo. Es un Partido que creció de a miles en los sindicatos, que creció en cada Comité de Base que se llenaba de miles y miles de uruguayos y uruguayas que soñaban con un país distinto. Que crece de a miles en los barrios donde se construye solidaridad y comunidad, en las acciones de cada organización social que lucha por transformar la realidad.
Se trata de un Partido cuya historia es indisoluble con la unidad política y social de nuestro pueblo. Ha compartido con el pueblo uruguayo cada uno de sus momentos de alegría, de sus conquistas, pero también de sus tristezas. Por eso creemos que nuestro Partido es una referencia ineludible para hablar de la resistencia, no es la única, pero sin dudas es ineludible, porque cuando los que se benefician con la desigualdad vieron en riesgo sus privilegios decidieron defenderlos a punta de cárcel, de represión, de tortura, de exilio, de muerte. Nuestro Partido también supo ser aquel, como decía el poeta chileno, que protegió la primavera bajo la tierra para que sea esperanza y que sea luego fruto general más tarde.
Ahora, hablando con compañeros y compañeros, con camaradas de la Juventud decíamos que no nos parece justo decir sólo esto del Partido, porque es verdad que el Partido es esto, pero no es solo eso.
Nuestro Partido no nació para ser heroico, tuvo que serlo y lo fue cuando el poder desafió la convicción de lucha del pueblo uruguayo y el compromiso del Partido con nuestro pueblo. No nació para ser una reserva ética, aunque lo sea y ese lugar se lo ha ganado por nuestra militancia, pero el Partido, fundamentalmente, nació para dar vuelta el tiempo como la taba, para transformarlo todo, para construir un futuro que algún día será un presente donde la gente que trabaja viva dignamente y sea feliz. Porque, al final del día, hay que decirlo con mucha fuerza, los comunistas queremos que la gente que trabaja viva dignamente y sea feliz.
Decimos con fuerza que para nosotros lo más importante de los 103 años del Partido es su presente, porque si a comienzo del siglo XX había injusticia y la sociedad era desigual, hoy sigue habiendo desigualdad. Lo vemos todos los días en un país que crece, donde unos pocos acumulan millones de dólares en cuentas en el exterior y sin embargo tenemos tres años de caída del salario real. Entre los trabajadores 500 mil ganan menos de 25 mil pesos, tenemos hoy en día, en comparación con 2019, más de un estadio Centenario de nuevos pobres y se multiplica la gente que tiene un solo derecho: elegir si pasar los días y las noches, llueva, truene, haga frío o calor a la intemperie. Eso es lo que quiere transformar el Partido y sigue más vigente que nunca.
El Partido es más necesario que nunca, porque si a principios del siglo XX había que reivindicar la política como una acción transformadora al servicio de las mayorías, hoy sigue siendo necesario cuando vemos que el Estado está al servicio del clientelismo, de los negociados de los amigos del elenco del gobierno o cuando vemos que para amplísimos sectores de la sociedad, especialmente para la gente que vive particularmente jodida, el Estado y la Política son sinónimo de corrupción, de impunidad y encubrimiento.
Somos los jóvenes lo que tenemos más dificultades para tener laburo y cuando lo hacemos la mayoría de los casos ganamos menos de 25 mil pesos, somos los ineludibles a la hora de describir la pobreza en nuestro país y es entre nosotros que hay más pobres, somos los que vivimos la violencia cotidianamente en los barrios, las calles, nuestras casas y también en las instituciones que deberían protegernos. Somos los jóvenes los que vemos todos los días a gurises que crecieron con nosotros, que jugaron al fútbol con nosotros que cuando no tienen una mano para salir adelante, quedan regalados al crimen organizado o en el peor de los casos se rinden cuando el dolor y el sufrimiento pueden más que las ganas de vivir y salir adelante, porque están solos.
Somos a quienes pretenden dejarnos un planeta hecho mierda y encima nos quieren convencer de que las soluciones vienen de la mano de los representantes de lo mismo, del sálvese quien pueda. Tenemos bien claro cómo es eso, que se salve quien pueda es que se salve el que más tiene y nosotros, para esa, nunca vamos a estar.
Compañeros, compañeras, es verdad lo que dicen por ahí, vivimos en un mundo de incertidumbres, salimos a la calle y estamos rodeados de incertidumbres y en particular los jóvenes. También es verdad que nos enfrentamos cotidianamente con incertidumbres, quien no, y de hecho nuestro Partido nos enseñó, y son los aprendizajes de la historia, que las únicas verdades absolutas son las que se construyen todos los días, pensando en miles y analizando cada paso, cada una de nuestras acciones. Ahora, nosotros desde acá podemos decir que los jóvenes comunistas tenemos un puñado de certezas que son muy fuertes: que nuestro Partido nunca estará en una sociedad que se sustenta en la desigualdad y del lado de los poderosos. En cada una de sus acciones estará en juego su voluntad de transformar la realidad para que la gente que trabaje viva dignamente y sea feliz, que siempre que haya trabajadores y haya una injusticia que combatir, estará presente y que mientras esté la esperanza habrá Partido. ¡Salud camaradas! ¡Honor y gloria al Partido Comunista! ¡Qué vivan los 103 años!
(*) Oratoria del secretario general de la UJC, Claudio Arbesún, en el 103 Aniversario del PCU.
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