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30 veces, nunca más: sepan cumplir, ¿dónde están?

  • Foto del escritor: UJC
    UJC
  • 23 may
  • 3 Min. de lectura
30ª Marcha del Silencio por la avenida 18 de Julio en Montevideo. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.
30ª Marcha del Silencio por la avenida 18 de Julio en Montevideo. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.

Mayo en Uruguay, no es un mes cualquiera. Es el mes en que el silencio habla, en que la memoria camina, en que las preguntas sin respuesta resuenan con más fuerza que nunca. Es un mes que, año tras año, nos convoca a mirar de frente nuestras heridas abiertas, a no olvidar a quienes aún no volvieron, a exigir verdad, justicia y reparación.


Desde hace tres décadas, cada 20 de mayo nos reunimos en una de las expresiones más conmovedoras de la memoria colectiva: la Marcha del Silencio. Bajo un silencio estremecedor, miles de personas avanzan al ritmo lento de los pasos y los retratos. Es un silencio que pregunta, que aprieta, que grita: ¿Dónde están?


Mayo no es solo una fecha en el calendario: es una construcción colectiva y persistente. Este año, lo fue con más fuerza que nunca. La Marcha del Silencio volvió a ser multitudinaria, con miles y miles de personas colmando 18 de Julio en un silencio cargado de memoria y de reclamo. Familias enteras, jóvenes, sindicatos, estudiantes, colectivos barriales: todos avanzando al ritmo de una sola pregunta, siempre vigente. Es en esa presencia masiva, en esos pasos compartidos, donde la memoria se vuelve acto político.


Las Marchas del Silencio se multiplican año a año, en ciudades y pueblos a lo largo y ancho del país. La búsqueda incesante por Verdad y Justicia, el compromiso con la memoria, es hoy una de las luchas políticas y humanas que más une a nuestro pueblo. Nos apropiamos de esa consigna de que Todos somos familiares, entendemos que los desaparecidos nos faltan a todos.


Este año en que el Frente Amplio vuelve al gobierno, le exigimos a nuestra fuerza política que sepa cumplir. Le pedimos a nuestro pueblo que sepa cumplir.

Saber cumplir es recordar a quienes lucharon por un país más justo y pagaron con su vida. Es rescatar del olvido a trabajadores, estudiantes, militantes, madres, padres, hijos, que se atrevieron a soñar. Es enseñar sus nombres, sus historias, sus luchas, a las nuevas generaciones. Es no dejarse ganar por el cansancio, por la indiferencia, por el cinismo.

Saber cumplir también es nombrar, una y otra vez, a los 197 que nos faltan. Es recordarlos uno por uno.


Rescatarlos del olvido, nombrarlos, hacerlos presentes, es hoy la tarea máxima que tiene nuestro pueblo. Recordarlos a todos: a Amelia y Manuel, Eduardo, Miguel y Otermín, Luis y Elba. A todos y todas. A los 197 que aún hoy nos hacen falta.


Y es, también, sostener en la memoria a quienes, poco a poco, han ido regresando del silencio. A quienes, tras décadas de ausencia forzada, han sido encontrados y restituidos a la historia, al duelo, al recuerdo colectivo. Los hallazgos más recientes, el de Luis Arigón, y el de Amelia Sanjurjo, cuyos restos fueron identificados en agosto de 2023 en el Batallón 14, tras casi cinco décadas de búsqueda.


Amelia había sido secuestrada en 1977. Era militante del Partido Comunista y trabajadora de la salud. La dictadura la desapareció en un acto de crueldad sistemática y planificada. Encontrarla no es solo un acto de reparación, sino un nuevo capítulo en esta historia dolorosa que seguimos escribiendo como país. Amelia nos recuerda que la verdad está allí, bajo tierra, en archivos ocultos, en silencios cómplices. Y que no hay excusa válida para no buscarla.


La memoria necesita actos, no solo palabras. Necesita archivos abiertos, juicios avanzando, condenas efectivas, homenajes vivos. Necesita que la historia reciente esté presente en las aulas, en los medios, en el discurso público.


Por eso, este mayo debe ser un espacio para renovar nuestro compromiso. La Marcha del Silencio nos recuerda, año tras año, que hay una deuda que aún está lejos de saldarse. Que los crímenes de la dictadura no prescriben, ni se borran con el paso del tiempo. Que hay madres que murieron sin saber dónde estaban sus hijos. Que hay nietos que crecieron sin conocer el rostro de sus abuelos. Que hay un país entero que aún camina, que aún pregunta, que aún espera.


Este mayo, una vez más, caminamos juntos. Con las Madres y Familiares, con las organizaciones sociales, con los sindicatos, con los estudiantes. Caminams en silencio, pero llenos de sentido. Porque sabemos que ese silencio no es vacío: es memoria que interpela, que exige, que construye.


Porque mientras haya desaparecidos, habrá quienes los nombren. Porque mientras haya impunidad, habrá quienes la enfrenten. Porque mientras haya memoria, habrá futuro.


Sepan cumplir. Sepamos cumplir.

 
 
 

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